SUIBOKUGA
Decía el
maestro Miyagi, que el golpe directo (tsuki), una de las técnicas fundamentales
del Karate, era como trazar una línea con un pincel. En efecto, en una sola
línea ejecutada por un maestro del pincel pueden expresarse infinidad de
matices y sensaciones, convirtiéndose en el espíritu de una espada o de una
rama. De la misma forma un golpe aparentemente sencillo y directo, tiene en su
interior tantas sutilezas que le permiten transformarse según las
circunstancias.
En la
realización de ambos caminos (dô) el artístico (bun) y el marcial (bu), el
elemento común es mantener en un cuerpo fluido una mente inmóvil. Una estrecha
e inmediata relación, como el reflejo de la Luna en el agua, se establece entre
la mente imperturbable que capta la esencia de las cosas, y el cuerpo, la
espada o el pincel.
La pintura
realizada a la aguada de tinta, llegó a Japón desde China, en el periodo
Kamakura, de la mano del budismo Zen, y fue desde el principio un medio de
expresión ideal tanto para el monje como para el guerrero comprometidos con su
realización.
Este arte
de aspecto y medios sencillos, consigue expresar de manera directa e inmediata,
en el “momento presente”, la verdadera esencia del tema representado,
trascendiendo su aspecto exterior que no es mas que una apariencia transitoria.
Suibokuga
exige no solo técnica, sino también una
atención refinada por una mente calmada, que permita expresarse sin
interferencias y con plena confianza en el acto que se va a realizar (jiriki).
Al igual que en un golpe definitivo no hay lugar para el error. Vida o muerte
en una pincelada.
AAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario