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viernes, 22 de febrero de 2013

102 SU EXCELENCIA (cuento)

SU EXCELENCIA (cuento)

Su Excelencia, el señor gobernador Musho Keishu, va de viaje; avanza al paso lento de sus porteadores hacia Kamakura, la gran capital shogunal. Confortablemente recostado en los cojines de seda, con las manos puestas sobre su redondo vientrecito, que se mueve amablemente al ritmo de su litera, el señor gobernador se adormila un poco y echa un sueño. Su guardia personal de nobles samurais va a su alrededor y le protege  Después, ordenadamente, le siguen los criados, los animales y el equipaje. El señor gobernador, con sonrisa beatifica en su rostro liso, muy dulcemente, se duerme.

En las colinas de Kamakura, en un lugar apacible desde el que se domina al mismo tiempo la ciudad y el mar, el maestro zen Unkei ha instalado su taller de estatuaria detrás de una moderna pagoda. Esculpe en madera budas de sonrisa eterna. Tambien recibe a gentes de toda condición que solicita de sus consejos. Unkei es un hombre exteriormente rudo, silencioso, pero nunca niega su ayuda a todo aquel que la demanda, y todos lo veneran. Esta mañana precisamente el joven monje que hace de portero se acerca con aire preocupado; trae religiosamente en la mano una carta de presentación maravillosamente adornada y decorada. En ella se lee

Su excelencia Musho Keishu
Gobernador de Kioto
Consejero personal del Shogun

"No tengo nada que decirle a este hombre", dice secamente Unkei, que deja la carta y sigue trabajando. El joven portero, desconcertado y asustado, regresa a anunciarle al criado de Su Excelencia la negativa del maestro. Temblando, espera cual será la reacción del alto personaje, que por el momento no ha salido de la litera.

"Monje, Su Excelencia te esta esperando¡"

El portero mas muerto que vivo, se presenta humildemente ante el señor gobernador, que esta confortablemente recostado en sus cojines de seda.

"¿Tu maestro no quiere recibirme?, -responde Su Excelencia mas asombrado que irritado-, ¿Te ha dado algún motivo?".

No, señor.

¿Ya sabe que podría mandar que le cierren el taller, encarcelarlo a él y a los suyos y empalar a sus criados?.

"¡Piedad Señor¡", exclama el joven novicio cayendo de rodillas.

Su Excelencia el Gobernador no es mal hombre. Medita un instante, mullidamente recostado en sus cojines de seda. A su alrededor, la guardia de samurais se ha puesto en tensión, algunos ya tienen en la mano la espada.

"Hum Hum, -dice el gobernador-, voy a probar una cosa". Tacha todos sus titulos, y no deja en la tarjeta mas que su nombre: Musho Keishu.

"Anda y llévale de nuevo a tu maestro mi tarjeta de visita".

Unkei esta lacando un buda de madera. Coge la tarjeta le tiende temblando.

"Recibire encantado a este hombre", responde

***
He arrojado esa cosa minúscula
que llaman "yo"
y me he convertido en el mundo inmenso
SOSEKI (sig XIX)




viernes, 3 de agosto de 2012

049 ZEN (en el Arte)


ZEN (En el Arte).

El espíritu del Zen consiste en ir más allá de la conceptualización, y esto  implica unirse al espíritu de la manera más íntima. Esto supone, a su vez,  la infravaloración, en una cierta medida, de todo tipo de técnica. La idea  podría expresarse mejor diciendo que el Zen contiene en sí mismo algo  que evita toda destreza técnica sistematizada, pero debe ser de algún  modo dominado a fin de llegar al más estrecho contacto posible con la Vida que todo lo genera, lo penetra y fortalece. La principal preocupación  del artista japonés es entrar en íntima relación con esta Vida, con este Espíritu.

Aun cuando haya adquirido el perfecto dominio de la  técnica necesaria para su profesión, el artista no se detendrá en este  punto, pues todavía se encuentra con una carencia; se halla aún bajo la  esclavitud de las restricciones técnicas y del peso de la tradición; su  genio creador se siente de alguna manera encarcelado, no alcanza la  plenitud de su expresión. Ha empleado muchos años en cualificarse para su profesión como digno continuador de una tradición de brillantes  maestros, pero sus obras están lejos de sus ideales, no fluyen  dinámicamente con la Vida, es decir, no está satisfecho consigo mismo; ni es un creador, sino un imitador. Cuando el artista japonés llega a esta  situación, acude, con frecuencia, a la puerta de un maestro y le ruega le  conduzca al santuario interior del Zen. Cuando el Zen es comprendido, su espíritu se manifiesta bajo formas diversas: el pintor lo expresa en sus  pinturas, el escultor en sus esculturas, el actor Noh en su danza, el  maestro de té en la ceremonia del té, el jardinero en sus jardines, etc.”

Daisetz T. Suzuki.

viernes, 13 de julio de 2012

043 ÔRYÔKI (Comer en la tradición zen)


ÔRYÔKI.
Comer en la tradición Zen

Esta palabra se compone de tres kanji:

Ô: La respuesta del receptor al ofrecimiento de la comida
Ryô: Una medida, la cantidad a recibir.
Ki: El cuenco

Puede traducirse como “aquello que contiene lo justo y necesario”

Los ôryôki son los cuencos utilizados tradicionalmente en las comidas de los monasterios zen. Se pueden utilizar hasta cinco, pero tres son los básicos: Un cuenco grande y redondeado como la cabeza de Buda (zuhatsu), con los bordes recogidos en el que se sirven los alimentos líquidos como sopas o té. Y otros dos mas pequeños que entrán en el primero y que encajan uno dentro de otro al ser guardados, y se utilizan para contener las comidas sólidas. El conjunto se completa con unos palillos (hashi), una cuchara (pues los labios no pueden tocar el cuenco de Buda) y una espátula (setsu) para limpiar los cuencos, ademas de servilleta, salvamanteles y fundas, que luego serviran para guardarlo todo en un ritual preciso que nos recuerda en muchos aspectos a la ceremonia del té.

                Cuando usamos los ôryôki, seamos monjes o laicos, compartimos la enseñanza transmitida desde Buda a través de todos los maestros, hasta nosotros, en la misma tradición de la transmisión del cuenco y la túnica como las únicas cosas necesarias para mantener la vida (ropa/refugio y alimento).

El concepto de ôryôki va mas allá de los objetos físicos. Incluye también en estricto protocolo que incluye infinidad de gestos, la recitación de sutras, y la adecuada actitud mental, siendo así una continuación del zazen (meditación sentado). Se come solo lo justo, en silencio, sin hacer ruído, con una actitud de agradecimiento hacia los alimentos y hacia todos los que han contribuido en su elaboración.

AAS


PD: Un pequeño video sobre la comida "sotozen" que os va a gustar
http://global.sotozen-net.or.jp/spa/photos_videos/cooking/player-omotenashi.html





martes, 26 de junio de 2012

038 SHUGYO (entrenamiento austero)

SHUGYO


Es difícil establecer una definición precisa de este término. Su significado varía según sea utilizado en vías espirituales como el budismo Shugendo o Zen, o en la Vía de las Artes Marciales (Budô), aunque una traducción general podría ser “entrenamiento austero”.

Shugyo tiene una parte espiritual y material a la vez, de hecho uno de sus fines es la comprensión íntima y personal de que el cuerpo y la técnica están indisolublemente ligados al espíritu. Es una búsqueda de conocimiento a la vez que un entrenamiento físico, que nos lleva un poco más allá de la práctica cotidiana y del autoconocimiento, más allá del enfrentamiento con un adversario.

El entrenamiento Shugyo, tradicionalmente se sumerge en el medio natural y utiliza sus elementos como recursos para una práctica más exigente tanto del cuerpo como de la mente. Podemos recordar a Miyagi sensei practicando Sanchin kata zarandeado por las olas en una playa de Okinawa, a Funakoshi sensei soportando un tifón tropical o a Yamaguchi sensei bajo las cascadas de aguas heladas del monte Kurama. Existe una interdependencia entre nuestro espíritu y las fuerzas naturales con sus lugares sagrados. El perder esta noción es desligar nuestro pobre ego del fluir natural de la vida, es ignorar nuestra conciencia universal y desvincularnos de la totalidad de la existencia.

Salvo en ocasiones excepcionales podremos emplearnos en una práctica tan exigente, que puede ser desde una simple ceremonia de purificación (misogi) o un entrenamiento de varios días en la naturaleza, hasta una práctica que dure años, como la “práctica de los mil días” a la que se someten los monjes del Shugendo. Es por ello que en Karate-do podemos utilizar el término Shugyo para definir su estudio serio y sincero en lo físico y lo mental, incluyendo tanto el cuerpo como la técnica, tanto el espíritu como el intelecto.

Practicar Karate-do como una actividad social o física, como un hobby o para lograr diplomas, es no haber entendido aún el término shugyo, o haberlo rechazado. Aunque esto no quiere decir dicha práctica no tenga valor.

Shugyo puede verse como una oportunidad de poner un mayor empeño en concentrar todo nuestro potencial de una manera positiva en la práctica del Karate-do, superando a nuestros enemigos: la duda, la fatiga, la derrota, el desánimo, la inconstancia, el miedo o el orgullo. Si logramos esta actitud en nuestra práctica también es posible trasladarla a todos los actos de nuestra vida, y quizás nos hará ver que hacemos demasiadas cosas que solo hacen que nuestra energía se disperse y que eliminándolas podremos empeñarnos  en algo mas importante en nuestras vidas.

AAS

martes, 24 de abril de 2012

021 WABI SABI


WABI-SABI

Si se le pregunta a algún japonés qué es Wabi-Sabi, seguramente dudará, se disculpará y no dará explicación alguna. Lo siente pero no lo puede poner en palabras, sin embargo es uno de los principales conceptos que hacen del arte japonés lo que es.

Wabi alude a la vida solitaria en naturaleza, lejos de la sociedad y sugiere un estado de ánimo sin alegría, ni espíritu o coraje. Sabi tiene diferentes acepciones: ladeado, inclinado, frío, marchito, seco. En el siglo XIV la combinación de ambas palabras adquirió un significado positivo; se asocia a la soledad del ermitaño y del asceta que viven en la naturaleza y que de esta forma enriquecen su vida espiritual.

Wabi es una forma de vida; un camino espiritual a lo interior y subjetivo. Es una construcción filosófica que refiere a sucesos en el espacio.

Sabi alude a los objetos materiales, arte y literatura; a lo externo y objetivo. Es un ideal estético que refiere a sucesos en el tiempo. Hoy si un japonés dice Wabi, lo asocia a Sabi y viceversa.

Wabi-Sabi puede ser considerado como un sistema estético, como una visión del mundo que se acerca a la naturaleza última de la existencia, al conocimiento sagrado, al bienestar emocional. El universo del wabi sabi comprende:

-Una metafísica: las cosas van o vienen de la nada.

-Valores espirituales: Todas las cosas son imperfectas, todas las cosas son impermanentes. Todas las cosas son incompletas. La verdad proviene de la observación de la naturaleza. De la fealdad se puede obtener belleza. La belleza es algo que ocurre entre uno y otra cosa en una situación, circunstancia o contexto. Lo “grandioso” puede estar en los detalles que se pasan por alto; no siempre está en lo monumental o espectacular.

-Un estado de la mente: aceptar lo inevitable (toda forma de existencia tiene el mismo destino). Apreciar el orden cósmico: detrás de todo existe una fuerza benevolente y protectora.

-Preceptos morales: deshacerse de lo innecesario (cuando menos llevamos más livianos viajamos; hay placer cuando nos liberamos de las cosas que nos pesan). Enfocar hacia lo intrínseco, ignorar las jerarquías de los materiales. El barro, el bambú y el papel de arroz poseen más valores intrínsecos de Wabi-sabi que un diamante, que el oro o la plata.

Hay Wabi-Sabi: En el color del té recién servido. En la rajadura de una maceta. En un papel arremolinado por el viento. En la planta que crece de la grieta de un muro abandonado. En las rajaduras del barro. En el óxido de la reja. En la pintura que se descascara. En la raíz de un árbol que levanta la baldosa de una vereda

martes, 27 de marzo de 2012

012 ZEN


"La vida se delinea en un lienzo llamado tiempo; y el tiempo jamás se repite: una vez que se fue, se fue para siempre y lo mismo ocurre con un acto; una vez realizado nunca se deshace. La vida es una pintura sumi-e que debemos ejecutar de una vez y para siempre, sin vacilación, sin intelección, sin que sea permisible ni posible la corrección. La vida no se parece a una pintura al oleo, que puede borrarse y realizarse una y otra vez hasta que el artista quede satisfecho. Con la pintura sumi-e, cualquier pincelada efectuada por segunda vez tiene como resultado una mancha; la vida la abandono. Todas las correcciones se ponen en evidencia al secarse la tinta. Lo mismo ocurre con la vida. jamas podremos retractarnos de los actos que cometimos una vez; no, lo experimentado por la conciencia no puede ser borrado jamás. Por lo tanto el Zen debe ser captado cuando la cosa sucede, ni antes ni después. es un acto de un solo instante. Este caracter elusivo, irrepetible e inatrapable de la vida es delineado graficamente por los maestros Zen que lo comparan con un relampago o chispa producido por el roce de dos piedras"


Daisetz Teitaro Suzuki



viernes, 16 de marzo de 2012

009 CEREMONIA DEL TE (Historia)



Un poco de historia.

Japón es un país de arraigadas costumbres tradicionales y muy ceremonioso para muchas de sus tradiciones. Entre ellas podemos encontrar la ceremonia del té, que en japonés recibe el nombre de "chanoyu".

Las variedades de té que se conocen son muchas, pero la más utilizada en el Japón es el té verde en polvo (conocido como "matcha"). Es un té de gran poder refrescante, que nos da una infusión de color jade, de sabor suave y con un cierto poder astringente.

Históricamente Japón introduce el té alrededor del Siglo VIII, procedente de China, donde era consumido allá por los años 25 a 220, principalmente, por la Dinastía China Han, que convirtió a China en un estado confuciano. Pero también prosperó y consiguió grandes logros intelectuales, artísticos y literarios; revivieron y florecieron muchas artes durante la dinastía Han, así como otras parcelas de la economía como la agricultura, el comercio, etc.

La forma de consumo de actual usado en la ceremonia del té "matcha" (en polvo), no aparece en China hasta finales del Siglo XII, entonces gobernada por la Dinastía Sung, muy volcada con la promoción de todo tipo de manifestaciones artísticas. De hecho fundó una importante academia de pintura. Japón importa este tipo de té para utilizarlo como bebida en su ritual del té. También se le atribuyen al té ciertas propiedades medicinales y curativas.

Aunque en un principio el consumo de té estaba reducido a un grupo minoritario de consumidores, la costumbre de beber té rápidamente se extendió entre el resto de la población, principalmente entre los sacerdotes Zen y las clases más altas. Su consumo empezó a generalizarse llegando hasta nuestros días, donde el consumo de "matcha" está totalmente extendido por todo el territorio japonés.

La difusión del consumo del té se hizo mas patente, y empezó a crecer el número de plantaciones. Uno de los más famosos es el té del distrito de Uji, cerca de Kyoto, donde dicen que se producía (y produce) el mejor té de Japón.

Las primeras reglas a tener en cuenta en la ceremonia del té surgen por la influencia de los guerreros ("samurais") en la sociedad. Siendo la clase dominante por aquel entonces en Japón, empiezan a imponer ciertas reglas y procedimientos a la hora de participar en la ceremonia del té. La costumbre militar de la obediencia empieza a hacer acto de presencia en algunas ceremonias civiles. Este fue el principio de las normas de comportamiento y actuación del "chanoyu" actual.

Pero como toda ceremonia, con el paso del tiempo sufre variaciones y adaptaciones, y es a finales del Siglo XV, cuando un gran conocedor de la ceremonia del té llamado Murata Juko, modifica las normas del "chanoyu" tradicional tratando de ofrecer una ceremonia más sensible acorde al carácter japonés y con cierta influencia del Budismo Zen. Esta nuevo ritual era conocido como "wabicha", y era una "simplificación" de la anteriormente tradicional ceremonia "chanoyu". El "wabicha" trataba de ser una ceremonia sencilla pero a la vez cargada de un amplio contenido espiritual.

Durante el período de Momoyama, un período de transición entre el Japón Medieval y el Japón Moderno, que marca su inicio con la caída del clan de los Ashikaga, esta nueva ceremonia del té, "wabicha" toma auge y Sen-no Rikyu la establece como la ceremonia "oficial" para tomar el té. Esta variante del "chanoyu" sigue vigente durante tantos años que actualmente es la que se practica de forma casi generalizada.

Esta ceremonia, al igual que muchas otras, en las que prima el carácter espiritual de la misma (no olvidemos sus orígenes vinculados a la filosofía Zen) son difíciles de expresar y comprender con palabras. Hay que practicarla para sentirla. No es una ceremonia vacía, ni una forma refinada de tomar el té, sino que, expresada en pocas palabras, es una forma de purificar el alma, mediante su unión con la naturaleza.

El "chanoyu", como otras ceremonias japonesas, es el símbolo del esfuerzo instintivo de los japoneses por conseguir el reconocimiento de la verdadera belleza, que reside en la sencillez y la simplicidad. El auténtico espíritu del "chanoyu" se podría resumir con términos tales como calma, naturalidad o gracia o con la frase: "esteticismo de austera simplicidad y refinada pobreza".

En un principio puede parecer que las normas de etiqueta del "chanoyu" son complicadas y difíciles, pero no es así. Son estrictas pero no complicadas. De hecho todos sus movimientos están calculados para conseguir la mayor economía de esfuerzo corporal y son suaves y delicados. Cuando la ceremonia es llevada a cabo por un maestro experto, los movimientos son un regalo para la vista.

En la vida artística de los japoneses la ceremonia del "chanoyu" ha desempeñado un papel muy importante ya que, por sus características estéticas, implica la apreciación del recinto en que se celebra, del jardín adyacente al mismo, de los utensilios con que se prepara y se sirve el té y de la decoración, que consiste por lo general en una estampa colgada de la pared y un chabana o motivo floral especialmente concebido para esta ceremonia. El desarrollo de la arquitectura, la jardinería, la cerámica y las artes florales ha obedecido en gran medida a la influencia de la ceremonia del té. El espíritu del "chanoyu", ha moldeado la base de estas formas tradicionales de la cultura japonesa. ya que el "chanoyu" representa la belleza de la simplicidad estudiada y de la armonía con la naturaleza.

La ceremonia del té ha traspasado las fronteras de este ritual para dejar su influencia en la educación y modales de los japoneses. Es más, el desarrollo de las formas de cortesía cotidiana de la mayoría de los japoneses obedece sobre todo a los formalismos que se observan en la ceremonia del "chanoyu". La ceremonia del té sirve como base para una buena educación. En consonancia con este hecho, es práctica común entre jóvenes el recibir lecciones en este arte antes de casarse, con el fin de cultivar el estilo refinado y la gracia de movimientos propios del mismo.

La muerte de Sen-no Rikyu, no deja sus enseñanzas en el olvido, sino que se difundieron entre las siguientes generaciones de discípulos y seguidores. En la época de sus nietos, existían ya las tres escuelas que han perdurado hasta nuestros días: la Omotesenke, la Urasenke y la Mushakojisenke. La más extendida de ellas, no obstante, es la Urasenke, que es la que cuenta con más partidarios. Esta escuela tiene como cabeza visible en la actualidad a Soshitsu Sen, decimoquinto descendiente del fundador.

Los herederos de Rikyu fundaron a su vez diversas escuelas, entre las que cabe citar la Enshu, creada por Kobori Enshu; la Sekishu, cuyo fundador fue Katagiri Sekishu; y la Sohen, obra de Yamada Sohen. Las diferencias entre las diversas escuelas residen en los detalles de las ceremonias, pero todas ellas conservan la esencia y el espíritu de las normas instituidas por el maestro. Al igual que ocurre en cualquier ámbito de la sociedad japonesa, el respeto por los mayores es un hecho incuestionable. La esencia del respeto. Dicha esencia se ha transmitido de padres a hijos hasta hoy y uno de los elementos comunes es el respeto a la figura del fundador.

miércoles, 14 de marzo de 2012

008 SHODO (Estetica y pensamiento)

Estética y pensamiento

Más allá de su ejecución técnica, el trazo tanto en SHODO como en la pintura, ha sido objeto durante la historia de una larga reflexión filosófica. La pincelada significa el quebrantamiento del vacío que representa el papel. Cada trazo es la proyección del mundo interior del artista, y por eso se lo considera el nexo de unión entre el espíritu del hombre y del universo. Las nociones de forma, contraste y proporción pierden relevancia a favor de alguna consideración metafísica sobre la relación entre la tinta, la pincelada y el papel.


AL PRINCIPIO NO HABIA NORMAS, LA SUPREMA SIMPLICIDAD NO HABIA SIDO DIVIDIDA. AL DIVIDIR LA SUPREMA SIMPLICISDAD NACIO LA NORMA. ¿EN QUE SE FUNDAMENTA ESTA NORMA?. EN LA PINCELADA UNICA. LA PINCELADA UNICA ES EL ORIGEN DE LAS COSAS, DE TODOS LOS FENOMENOS,… LA BASE DE LA PINCELADA UNICA RESIDE EN LA AUSENCIA DE NORMAS.
SHI TAO


A través del pincel (añade Shi Tao), el hombre participa de la creación del universo. Habitualmente, la vinculación entre la tinta y el pincel en el SHO DO y la pintura se interpreta en términos yin y yang, los dos principios complementarios que participan de todos los procesos del universo.

El pincel es el elemento activo, yang, mientras que la tinta es el elemento pasivo, yin. El shodoka es el encargado de alcanzar el equilibrio entre estos dos elementos, quien guía el pincel en su búsqueda de la tinta.

EL SHO DO ES UNA COMBINACIÓN DEL VACÍO BLANCO PAPEL Y LA NEGRA PLENITUD DE LA TINTA

A diferencia de las concepciones estéticas clásicas del arte desarrollado en occidente, según las cuales un pincel tiene que llenar un vacío, el SHO DO pretende mas bien destacar el vacío a través del trazo del pincel. El vacío acostumbra a ser el elemento mas deseado, y en la pintura incluso se convierte en el centro, entre grandes montañas de tinta negra que configuran el paisaje.

El SHO DO no solo es considerado la culminación de las artes, al menos desde un punto de vista teórico, sino que además a menudo se funde con las otras artes especialmente la pintura y la poesía (Haikus). Es difícil encontrar una pintura sin que el SHO DO no forme parte de ella, y es muy corriente que en la misma no solo aparezca el nombre del autor sino un poema que ha inspirado al autor y que ahora forma un todo conjunto poesía, pintura y SHO DO, hasta tal punto que la fusión en algunos casos es tal que no se aprecia con claridad si alguno de los trazos son pintura o formas parte de la caligrafía.


viernes, 9 de marzo de 2012

006 SHODO (Zen)


Inspirándome en este conjunto se me ocurrió la idea de relacionar tres elementos del pensamiento Zen con los elementos de la caligrafía japonesa (shodo).


El pincel como Fuego
La tinta como Agua
El papel como Tierra

El pincel (Fuego) transmite tu intención y tu pulso directamente al papel (Tierra), a través de la tinta (Agua), conectando el espíritu del Fuego y la materia de la Tierra. El Agua es la vida, la sangre (el Ki), algo que fluye.

Con estos tres elementos entramos en el mundo de la creación, “Aquí y Ahora”. El camino de la caligrafía es por lo tanto hacia la libertad interior.

El baile del “yin” y el “yang”. Un trazo que entrando con energía “yin” en calma va saliendo “yang” con fuerza y soltura. El rápido movimiento de curvatura consigue una forma más espontánea y vigorosa, como una obra de la naturaleza. Ahora se detiene, se almacena la fuerza y de repente cambia de dirección moviéndose con la intuición de un animal salvaje.

Disfrutando del movimiento del pincel como un juego, llenando de creación el papel vacío, y sin embargo siempre el espacio sabe cantar silenciosamente. La delicia del trazo negro y la sonrisa del vacío están unidas “Aquí” en la obra. Y también capta el “Ahora”, creado por el calígrafo.

Practicar caligrafía con tu pincel es un acto de creación propio. Aunque el trazo al principio no salga bien, con la práctica, la repetición del mismo, y concentración crearas tu propio espacio de libertad interior.

Disfrutas aun más cuando los trazos empiezan a moverse obedeciendo a tu intención y transmites tu energía interior.

La caligrafía vive solo de un instante. Los trazos no deben rectificarse ni se pueden borrar. Esa es la principal diferencia de esta con la pintura como el óleo, o el pastel.

El practicante de caligrafía, avanzado o incluso principiante, ha de conservar un ritmo al tocar el pincel en el papel que no debe romperse. Es como ya dije antes un baile. La caligrafía tiene compás en silencio.

Por supuesto el movimiento del pincel y el control de la fuerza que sobre el se imprime son centro de la practica, pero también es muy importante saber medir el espacio. Como un buen bailarín, mientras se ejercita con velocidad mide y se sitúa en el escenario para elegir la dirección correcta. El calígrafo ha de captar rápidamente el conjunto de todo el papel.

Fuerza, velocidad, dirección, ritmo y colocación en el espacio, todo esta presente, al igual que ocurre en las artes marciales.

Al principio te cuesta mucho sacar una buena pincelada, por eso repetimos una y otra vez el proceso hasta que lo hacemos nuestro y sin pensar lo logramos. Hasta que sin darnos cuenta entramos en un estado de meditación activo, donde la tranquilidad y concentración se presentan, y ahora es el pincel quien te lleva.

miércoles, 22 de febrero de 2012

002 EL JARDIN JAPONÉS (Concepto)



“La trama intelectual en la cual queda envuelto el jardín, crea un efecto especializado, que es comprendido por solo aquellos que poseen la capacidad para captarlo; pero esto, no tiene que impedir crear un lugar agradable, sobre todo en los casos de jardines construidos como disciplina espiritual; también esto es válido para el mundo del bonsái; debemos salir de las reglas ya creadas, instituidas, para crear obras maestras de vanguardia, que seguramente serán también admiradas en épocas futuras” .
MASAHIKO KIMURA.

Concepto de jardines japoneses
El jardín japonés es un jardín espiritual, sumamente refinado en su estética, en sus formas y en su fondo, las diferentes tendencias o estilos de jardines, han contado siempre en su concepción con el respeto a los estilos anteriores, incluso se han incorporado a los nuevos estilos o tendencias en la jardinería japonesa durante la larga historia de esta.

Estos estilos o tendencias de los diferentes jardines japoneses, son fruto siempre y en todos los casos del budismo chino, que llegó en las distintas épocas hasta Japón; no obstante, la cultura japonesa con tendencias más refinadas, fue superando a los jardines chinos, menos refinados.

El jardín japonés observa los siguientes ideales en todos sus estilos:

1º la asimetría en todos los elementos del jardín. Siempre el jardín en Oriente es asimétrico, este concepto es sustituido por el equilibrio general de la composición en el conjunto del diseño, en todos los elementos que lo componen.

2º la simplicidad en las formas, con elegancia y gran profundidad espiritual.

3º la belleza del vacío, de las zonas vacías. En el diseño se contempla como necesario y complementario los espacios vacíos, llamémosle agua, tierra, pradera, gravilla.............la contemplación de este punto es fundamental para la armonía del diseño en su conjunto.

4º la austeridad majestuosa, la belleza de lo simple, de lo austero. La grandeza que transmite una verdadera obra de arte, donde con poco se puede expresar mucho.

5º la refinada profundidad. De lo sutil. Las acículas de pino en el suelo, o las hojas caídas del arce, la pequeña planta de acento, el musgo cuidado con mimo; todo ello se refiere a las pequeñas cosas que son a veces mucho más importantes que otras mayores.

6º la naturalidad, representa a la misma naturaleza salvaje, savia, equilibrada, racional; todo lo que se contempla en el jardín nos debe parecer que la misma naturaleza lo ha colocado allí, nunca sentiremos que sobra o que está de más, sino todo lo contrario.

7º la serenidad suspendida, que dá lugar a la meditación por medio de la contemplación sosegada. La contemplación del jardín nos debe “cargar las pilas”, nos debe transmitir serenidad, el jardín nos debe invitar a introducirnos en él, de forma íntima, acogedora, privada; lejos de la vista del espectador que está fuera de él, el jardín es nuestro mundo privado, infranqueable, inaccesible a los extraños.

En definitiva, la paz espiritual que nos transmite el jardín japonés en su contemplación, si se han observado todas las anteriores.

Los jardines, representan un refinamiento cultural. Un jardín bien realizado constituye una obra de arte en sí mismo, y, por su naturaleza delicada, viva, en constante desarrollo, con cambios estacionales y necesidades de continuos cuidados y atenciones, decaen y desaparecen cuando deja de existir el espíritu que las creó. El jardín japonés en todos sus estilos está tan sumamente unido a la sensibilidad estética de su autor, desprende tal refinamiento, que cualquier cambio estético o de mantenimiento del mismo repercute sensiblemente en el conjunto del jardín.

Hay algo que debemos considerar a la hora de crear un jardín japonés en cualquiera de sus estilos; y es el tener en cuenta el medio en el que se va a crear el jardín. Aunque Japón está en el mismo meridiano que España su climatología, la composición del sustrato, los vientos dominantes, la intensidad de la incidencia solar, la orientación clásica en Japón de algunos de sus jardines, y otras consideraciones; es muy diferente a la del Mediterráneo.

Debemos saber que cada estilo posee conceptos muy claros, reglas establecidas, que debemos observar; debemos ceñirnos a los diferentes estilos, pero no hay que utilizar todas las plantas que se utilizan en Japón, ya que muchas de ellas no prosperarán en nuestro medio particular.

Debemos usar las plantas más apropiadas dentro de la zona geográfica donde pretendamos crear el jardín. Lo importante es mantener el estilo, la filosofía, la pureza del jardín; las plantas que lo componen ocuparán siempre un segundo lugar.