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martes, 24 de julio de 2012

046 CEREMONIA DEL TÉ (Estilo Soan)


CEREMONIA DEL TÉ
(estilo Sōan).

"Sōan" significa "cabaña de pasto" y se refiere a características típicas encontradas en muchas de las casas de té. Fue influenciado por el estilo Shoin.

La Kano Shoju-an consta, como la mayoría de casas de té, de dos elementos: el jardín y el edificio en sí. Materiales muy sencillos conforman el jardín, que a pesar de ello se encuentra cuidadosamente diseñado. El camino de piedras o “roji”, en el cual destaca una piedra mayor a la entrada, los senderos de gravilla, los islotes de paja finamente arreglados, la piedra para despojarse del calzado (kutsunugi ishi), son parte de un complejo pero sutil micro cosmos que rodea la casa de té.

El sistema constructivo de la casa utiliza paredes y columnas de bambú, recubiertas con barro y techos de paja de arroz.

Delante de las ventanas, se hallan unas pantallas suspendidas de paja trenzada, las cuales son un artificio climático, ya que protegen de la incidencia del sol en días calurosos, pero sin impedir el paso de la brisa, y pueden ser retiradas en invierno.

En su interior, el espacio fluye entre los diferentes ambientes con armonía y flexibilidad.

Las finas pantallas corredizas (shoji), que son una retícula de madera que enmarcan papel de arroz), las terrazas, las generosas ventanas y la simpleza y liviandad de los materiales ayudan a establecer un vínculo muy estrecho entre el espacio interior y el ambiente exterior. De hecho, el exterior es utilizado como un "cuadro vivo" ya que la ventana enmarca la vista al ubicarse a una altura y posición determinada.

La iluminación, tenue pero focalizada contribuye a realzar la atmósfera de meditación propia del recinto. Al interior de la casa, nos recibe un ambiente semi público de piso de piedra, donde los visitantes esperan su turno para participar en la ceremonia. Como muchas de las artes japonesas, el chadō es un arte participativo y se lleva a cabo en un ambiente especial. Tras deslizarse una mampara, una graciosa  maiko o aprendiz de geisha nos invita a pasar al salón de té, donde hay una hornacina (tokonoma). Normalmente las salas de té son de piso de tatami o esteras de paja finamente trenzada, pero también pueden ser de piedra. En él se encuentran dispuestos los utensilios para la ceremonia.

En una esquina (Tamae de datami), se lleva a cabo la preparacion del té.

Las visitas nos ubicamos en un área opuesta (Kyaku datami). Mientras la maiko lleva a cabo la preparación del té, una asistente nos entrega un dulce japonés llamado warabimochi, de consistencia pastosa, apariencia suave pero sabor agradable, hecha de arroz y legumbres. Posteriormente se nos sirve un té verdoso, espeso y algo amargo (ocha), en un pote circular finamente trabajado en laca (chawan). El chawan es entregado girando aproximadamente 180 grados en 3 pequeños movimientos, con objeto de admirarlo y darlo a admirar. Luego de una respetuosa venia, el huésped gira el pote en sentido inverso y procede a ingerir la infusión. Los chawan serán recogidos previas otras respetuosas reverencias.

A un occidental, le sobrecoge la solemnidad, elegancia y maestría con la que ésta se lleva a cabo. Transmite paz, sosiego y al mismo tiempo admiración por la exquisitez, fina estética y armonía en la delicada coreografía que conlleva su preparación y ejecución.

Para un japonés, sin embargo, el Chadō es una condensada y estilizada versión de la vida cotidiana.

martes, 12 de junio de 2012

034 CEREMONIA DEL TÉ (fases)


CEREMONIA DEL TÉ.
(Fases)

La ceremonia normal del té consta de las siguientes fases:

1) una comida ligera, llamada kaiseki;
2) el naka-dachi, o pausa intermedia;
3) el goza-iri, que es la fase principal en la que se sirve un tipo de té espeso.
4) el usucha, fase final, en la que se sirve té claro.

La ceremonia completa dura unas cuatro horas, aunque muchas veces se limita a la última fase o usucha, que dura alrededor de una hora.

1) Primera fase.
El maestro de ceremonias recoge a los invitados y los conduce por el camino del jardin hasta la sala de ceremonias. A un lado del camino a la entrada hay un recipiente de piedra con agua fresca, en el que los invitados se lavan las manos y se enjuagan la boca. La entrada a la sala de ceremonias es muy baja, lo cual quiere decir que los invitados tienen que bajar la cabeza como símbolo de humildad al entrar. Los invitados entran a gatas. En la sala hay un infernillo con agua caliente, los invitados en número de cinco, se reúnen en la sala de espera.
Una vez dentro, cada invitado se arrodilla ante el tokonoma donde se encuentra o una pintura, o una caligrafia o cualquier otro elemento artistico que acompañe a esta ceremonia (se tiene en cuenta la estación del año), y tras contemplarlo hace una reverencia respetuosa. Luego hace las mismas operaciones ante el hornillo o brasero. Una vez que todos los invitados han terminado de admirar estos artículos, se sientan; el invitado principal se coloca más cerca que los demás del maestro de ceremonias. Una vez que éste y los invitados han intercambiado las cortesías de rigor, se sirve el kaiseki, que termina con unos dulces a manera de postre.

2) Nakadachi.
Cuando el maestro de ceremonias lo indica, los invitados se retiran a un banco destinado a ello, colocado en el jardín interior que rodea a la casa de té.

3) Goza-iri.
El anfitrión hace sonar un gong de metal, situado cerca de la sala de ceremonias, con lo cual indica el principio de la fase principal del rito. La costumbre establece que el gong se haga sonar cinco o siete veces. Después de repetir las abluciones purificadoras en el recipiente de agua fresca, los invitados vuelven a entrar en la sala.
Un ayudante retira las persianas de juncos que cubren las ventanas por fuera, con el fin de dar más luz al interior. La estampa o pintura ha desaparecido y, en su lugar, se ve en el tokonoma un recipiente con flores artísticamente arregladas (ikebana), o un bonsai. Los recipientes de cerámica para el agua y el té están ya colocados en sus sitios. A continuación, entra el maestro de ceremonias, que lleva en sus manos la tetera, con el agitador de bambú dentro y el cucharón de bambú encima.
Los invitados admiran el adorno floral y la tetera, igual que hicieron anteriormente con la estampa y el brasero, al principio de la primera fase. El maestro se retira a la sala de los preparativos y no tarda en volver con el recipiente para el agua sobrante, la cuchara y el soporte para la tetera o la cuchara. A continuación, limpia el recipiente del té y el cucharón con un paño especial que recibe el nombre de fukusa y enjuaga el agitador en el cuenco del té, después de verter en éste agua caliente del recipiente colocado al fuego. Luego, vierte este agua en el recipiente destinado a ello y limpia el cuenco con el chakin (paño de hilo).
El maestro de ceremonias levanta el cucharón y el recipiente del té y coloca el matcha (tres cucharadas por invitado) en el cuenco; a continuación, llena el cucharón de agua caliente, que toma del recipiente colocado al fuego, vierte un tercio del agua en el cuenco y devuelve el resto al recipiente. Luego agita la mezcla con el agitador de bambú, hasta que adquiere un aspecto y consistencia similar a una sopa de guisantes espesa. Esta mezcla recibe el nombre de koicha.
El matcha que se utiliza para esta fase de la ceremonia está hecho de las hojas jóvenes de plantas que tengan más de veinte años de edad (hasta un máximo de setenta o más años). El maestro de ceremonias coloca el cuenco en su lugar correcto cerca del brasero o el hornillo y el invitado principal se desplaza sobre sus rodillas para tomar el cuenco. Este invitado hace una inclinación a los demás y coloca el cuenco en la palma de su mano izquierda, al tiempo que lo sujeta por uno de sus lados con la derecha. Toma un sorbo, alaba su sabor y toma otros dos o más sorbos. Luego limpia la parte del borde que ha tocado con los labios, sirviéndose de una de las servilletas de papel (kaishi), y pasa el cuenco al invitado siguiente que repite las operaciones del invitado principal.
El cuenco pasa luego sucesivamente a los demás invitados hasta que todos han bebido su parte del té. Una vez que ha terminado el último invitado, éste devuelve el cuenco al invitado principal, que lo entrega al maestro de ceremonias.

4) Usucha.
Se diferencia del koicha sólo en que el matcha que se utiliza está hecho de las hojas jóvenes de plantas que tienen entre tres y quince años de edad. La mezcla verde que se consigue así tiene consistencia espumosa.
Las normas que se observan en esta parte de la ceremonia son similares a las que rigen el koicha, con las siguientes diferencias:
a) El té se prepara individualmente para cada invitado con dos (o dos y media) cucharadas de matcha. Cada invitado debe beber su cuenco entero.
b) Cada invitado debe limpiar la parte del borde del cuenco que ha tocado con los labios con los dedos de su mano derecha y luego limpiarse los dedos con el kaishi.
Una vez que el maestro de ceremonias ha sacado los utensilios de la sala, hace una reverencia en silencio ante los invitados con lo que indica que el rito ha terminado.
Los invitados entonces abandonan la sukiya, seguidos por la mirada del maestro de ceremonias.

martes, 24 de abril de 2012

020 COCINA (Requisitos para un buen plato)


COCINA JAPONESA (requisitos para un buen plato)

Ingredientes y elaboración:

- La frescura, algo básico en la comida japonesa, frescura en los ingredientes, sobretodo los pescados, las frutas y las verduras, esto quiere decir que el ama de casa debe acudir al mercado diariamente para comprar la comida. Generalmente las verduras y frutas se consumen de acuerdo a la estación por lo tanto siempre van a haber productos frescos y diferentes.

- El placer: la persona que se dedica a cocinar debe disfrutar de lo que hace.

- El tiempo: es importante dedicar el tiempo necesario para lograr una buena comida, este va desde el momento de hacer las compras hasta su servicio en la mesa. Para preparar una comida especial se puede tardar hasta tres días.

- La técnica: el corte y la manera de preparar las carnes y verduras necesitan tiempo y atención. Cada receta tiene sus propios cortes los cuales son necesarios para dar la decoración de un plato. Una buena receta requiere cortes exactos lo cual va a garantizar un plato único.

- La decoración: cada plato debe presentarse organizado de manera que sea un placer verlo, tanto en sabores como en colores, la hora de servir es como la culminación de ese proceso, es como un final feliz.

Reglas para tener en cuenta a la hora de servir un plato bien presentado

“La comida entra por los ojos”, se dice comúnmente, aquí se cumple este refrán, pues no se puede separar la estética y la disposición de cada comida.

La guía principal es la estación, el espíritu de la estación se refleja en la comida y su orden, no sólo en los productos de cosecha. Por ejemplo: en primavera prevalece la flor del cerezo; en verano se acostumbra servir platos fríos como la pasta fría o “soba”; en otoño se consume pescado asado y lo adornan con hojas rojas; en invierno se comen platos preparados en hornillas especiales cerca al calor del fuego donde participan y comparten los comensales en su preparación, uno muy conocido es el “Sukiyaki”, se trata de una sopa de carne y verduras. Generalmente es elaborado por un hombre, talvez por la costumbre ancestral de la cacería, el hombre coge la presa y la prepara.

La combinación de los colores, los sabores, los modos de cocinar y los elementos, son importantes. Se utilizan 5 colores( verde, amarillo, rojo, blanco y negro), 5 sabores (dulce, salado, agrio, ácido y picante), 5 artes (crudo, cocido, al vapor, a la parrilla y frito) y 5 elementos (fuego, tierra, madera, metal y agua).

Tiempo, detalle y variedad es básicamente lo que se necesita. Los utensilios son diversos y ayudan a cumplir este principio.

El corte de las verduras y pescados es fundamental, según el ingrediente y su forma de cocción tendrá un tratamiento diferente. Para fritos se deben cortar en láminas; para mezclas, en diagonal; para ensaladas, en rodajas. Por ejemplo: La berenjena la tenemos en rodajas para freír y cocinar, en tajadas para saltear, en conos para freir, en escobilla para sofritos, o cortada longitudinal, sin dañar la forma, para cocinarla.

La cocción de las verduras también es importante para su apariencia, las verduras hervidas se cocinan en poca agua y por poco tiempo para que conserven su forma y color, su valor nutritivo y sean de fácil digestión. Las verduras salteadas o sea sofreídas a fuego alto y con la sartén bien caliente permite que no se ablanden ni se agüen al cocinar. Las verduras en adobo, con sal, limón y salsa de soja de 1 a 3 días acentúan su sabor.

Siempre debe haber armonía entre los ingredientes, el recipiente y la loza en que se sirve cada plato. Si el plato es cuadrado se aconseja servir cosas redondas y viceversa, si el cocido lleva caldo se presentara en un plato hondo. El arroz blanco siempre se sirve en un tazón pequeño y aparte de los otros platos de comida.

La estética aconseja muchos platillos con poca comida, esta mal visto un plato con mucha comida.

Un plato mal presentado donde las verduras aparezcan aguadas, oscuras o mal cortadas es rechazado por el comensal.

martes, 10 de abril de 2012

016 COCINA JAPONESA (decoración)



COCINA JAPONESA (la decoración)

Para un japonés, la vida gira alrededor de la comida. Comer es la actividad más importante a la cual hay que dedicarle tiempo y cuidado, el disfrute de la comida japonesa antes de llevarla a la boca, es visual, esta debe estar, en atractiva disposición en el plato.

El objetivo es lograr una armonía integral: llevar a la mesa una comida fresca, natural, que refleje la estación y proyecte la naturaleza, todo esto dentro de una bella presentación. De ahí que una de las partes más importantes de la culinaria japonesa es el arte de presentar los platos, así como, la decoración e imaginación de una comida, por lo tanto, la mayoría de las normas van dirigidas a cumplir este requerimiento.

¿Porque esta importancia de la vista? ¿Porque ese esmero en adornarla? Y la respuesta nos la da un japonés que quedó ciego en su vejez, por las siguientes razones:

- Su sabor se reduce a la mitad al no apreciar el plato,
- Aparece la sensación de aprensión al no saber que se está comiendo,
- La incapacidad de identificar los ingredientes y como han sido cocinados, cuando la presentación del plato, los ingredientes y su cocción son buenos, el apetito se agudiza sólo con verlos,
- Se pierde parte del deseo de comer al no tener el estimulo visual, y no poder comprobar nuestras expectativas visuales al saborear la comida,
- La comida la prueba primero el cerebro que la lengua, a través de los ojos.

Por estas razones su esposa tenía que describirle con detalle lo alimentos que le daba de comer para que el señor disfrutara lo que consumía. Pueden existir otras razones como las artísticas y el deseo de mostrarlo como “cultura”, sin embargo representa el goce de los sentidos, el gusto, el olfato y la vista.

viernes, 16 de marzo de 2012

009 CEREMONIA DEL TE (Historia)



Un poco de historia.

Japón es un país de arraigadas costumbres tradicionales y muy ceremonioso para muchas de sus tradiciones. Entre ellas podemos encontrar la ceremonia del té, que en japonés recibe el nombre de "chanoyu".

Las variedades de té que se conocen son muchas, pero la más utilizada en el Japón es el té verde en polvo (conocido como "matcha"). Es un té de gran poder refrescante, que nos da una infusión de color jade, de sabor suave y con un cierto poder astringente.

Históricamente Japón introduce el té alrededor del Siglo VIII, procedente de China, donde era consumido allá por los años 25 a 220, principalmente, por la Dinastía China Han, que convirtió a China en un estado confuciano. Pero también prosperó y consiguió grandes logros intelectuales, artísticos y literarios; revivieron y florecieron muchas artes durante la dinastía Han, así como otras parcelas de la economía como la agricultura, el comercio, etc.

La forma de consumo de actual usado en la ceremonia del té "matcha" (en polvo), no aparece en China hasta finales del Siglo XII, entonces gobernada por la Dinastía Sung, muy volcada con la promoción de todo tipo de manifestaciones artísticas. De hecho fundó una importante academia de pintura. Japón importa este tipo de té para utilizarlo como bebida en su ritual del té. También se le atribuyen al té ciertas propiedades medicinales y curativas.

Aunque en un principio el consumo de té estaba reducido a un grupo minoritario de consumidores, la costumbre de beber té rápidamente se extendió entre el resto de la población, principalmente entre los sacerdotes Zen y las clases más altas. Su consumo empezó a generalizarse llegando hasta nuestros días, donde el consumo de "matcha" está totalmente extendido por todo el territorio japonés.

La difusión del consumo del té se hizo mas patente, y empezó a crecer el número de plantaciones. Uno de los más famosos es el té del distrito de Uji, cerca de Kyoto, donde dicen que se producía (y produce) el mejor té de Japón.

Las primeras reglas a tener en cuenta en la ceremonia del té surgen por la influencia de los guerreros ("samurais") en la sociedad. Siendo la clase dominante por aquel entonces en Japón, empiezan a imponer ciertas reglas y procedimientos a la hora de participar en la ceremonia del té. La costumbre militar de la obediencia empieza a hacer acto de presencia en algunas ceremonias civiles. Este fue el principio de las normas de comportamiento y actuación del "chanoyu" actual.

Pero como toda ceremonia, con el paso del tiempo sufre variaciones y adaptaciones, y es a finales del Siglo XV, cuando un gran conocedor de la ceremonia del té llamado Murata Juko, modifica las normas del "chanoyu" tradicional tratando de ofrecer una ceremonia más sensible acorde al carácter japonés y con cierta influencia del Budismo Zen. Esta nuevo ritual era conocido como "wabicha", y era una "simplificación" de la anteriormente tradicional ceremonia "chanoyu". El "wabicha" trataba de ser una ceremonia sencilla pero a la vez cargada de un amplio contenido espiritual.

Durante el período de Momoyama, un período de transición entre el Japón Medieval y el Japón Moderno, que marca su inicio con la caída del clan de los Ashikaga, esta nueva ceremonia del té, "wabicha" toma auge y Sen-no Rikyu la establece como la ceremonia "oficial" para tomar el té. Esta variante del "chanoyu" sigue vigente durante tantos años que actualmente es la que se practica de forma casi generalizada.

Esta ceremonia, al igual que muchas otras, en las que prima el carácter espiritual de la misma (no olvidemos sus orígenes vinculados a la filosofía Zen) son difíciles de expresar y comprender con palabras. Hay que practicarla para sentirla. No es una ceremonia vacía, ni una forma refinada de tomar el té, sino que, expresada en pocas palabras, es una forma de purificar el alma, mediante su unión con la naturaleza.

El "chanoyu", como otras ceremonias japonesas, es el símbolo del esfuerzo instintivo de los japoneses por conseguir el reconocimiento de la verdadera belleza, que reside en la sencillez y la simplicidad. El auténtico espíritu del "chanoyu" se podría resumir con términos tales como calma, naturalidad o gracia o con la frase: "esteticismo de austera simplicidad y refinada pobreza".

En un principio puede parecer que las normas de etiqueta del "chanoyu" son complicadas y difíciles, pero no es así. Son estrictas pero no complicadas. De hecho todos sus movimientos están calculados para conseguir la mayor economía de esfuerzo corporal y son suaves y delicados. Cuando la ceremonia es llevada a cabo por un maestro experto, los movimientos son un regalo para la vista.

En la vida artística de los japoneses la ceremonia del "chanoyu" ha desempeñado un papel muy importante ya que, por sus características estéticas, implica la apreciación del recinto en que se celebra, del jardín adyacente al mismo, de los utensilios con que se prepara y se sirve el té y de la decoración, que consiste por lo general en una estampa colgada de la pared y un chabana o motivo floral especialmente concebido para esta ceremonia. El desarrollo de la arquitectura, la jardinería, la cerámica y las artes florales ha obedecido en gran medida a la influencia de la ceremonia del té. El espíritu del "chanoyu", ha moldeado la base de estas formas tradicionales de la cultura japonesa. ya que el "chanoyu" representa la belleza de la simplicidad estudiada y de la armonía con la naturaleza.

La ceremonia del té ha traspasado las fronteras de este ritual para dejar su influencia en la educación y modales de los japoneses. Es más, el desarrollo de las formas de cortesía cotidiana de la mayoría de los japoneses obedece sobre todo a los formalismos que se observan en la ceremonia del "chanoyu". La ceremonia del té sirve como base para una buena educación. En consonancia con este hecho, es práctica común entre jóvenes el recibir lecciones en este arte antes de casarse, con el fin de cultivar el estilo refinado y la gracia de movimientos propios del mismo.

La muerte de Sen-no Rikyu, no deja sus enseñanzas en el olvido, sino que se difundieron entre las siguientes generaciones de discípulos y seguidores. En la época de sus nietos, existían ya las tres escuelas que han perdurado hasta nuestros días: la Omotesenke, la Urasenke y la Mushakojisenke. La más extendida de ellas, no obstante, es la Urasenke, que es la que cuenta con más partidarios. Esta escuela tiene como cabeza visible en la actualidad a Soshitsu Sen, decimoquinto descendiente del fundador.

Los herederos de Rikyu fundaron a su vez diversas escuelas, entre las que cabe citar la Enshu, creada por Kobori Enshu; la Sekishu, cuyo fundador fue Katagiri Sekishu; y la Sohen, obra de Yamada Sohen. Las diferencias entre las diversas escuelas residen en los detalles de las ceremonias, pero todas ellas conservan la esencia y el espíritu de las normas instituidas por el maestro. Al igual que ocurre en cualquier ámbito de la sociedad japonesa, el respeto por los mayores es un hecho incuestionable. La esencia del respeto. Dicha esencia se ha transmitido de padres a hijos hasta hoy y uno de los elementos comunes es el respeto a la figura del fundador.

lunes, 5 de marzo de 2012

005 "WA" (La Armonia en la relacción)



El concepto de wa, la armonía, está presente en los sustratos más profundos de la cultura japonesa. En los gestos cotidianos, en el lenguaje, en los negocios, puede reconocerse el esfuerzo que un japonés hace por mantener un ambiente de armonía entre los presentes. Asimismo en la artesanía, los diseños decorativos y ambientales, en la disposición de las piedras y las ondulaciones en la arena de un jardín zen, hay una aspiración a conjuntar las partes para lograr un todo intangible y acompasado que sugiera y cree armonía.

Podría decirse que es una piedra angular del pensamiento japonés, quizá proveniente de la religión shintoista, que influye todas las facetas de la vida y la relación interpersonal. Japón ha sido llamado "País de Wa", Yamato, en una lectura diferente de los kanjis, Gran Armonía. Se usa como prefijo para diferenciar entidades puramente japonesas de las procedentes de otros lugares: wafuku, ropa tradicional japonesa, en oposición a youfuku, ropa occidental; waon, música japonesa; wagashi, confitería o dulces japoneses, por cierto, menos dulces que los occidentales; washi, papel japonés; washitsu, habitación de estilo japonés; wasei, made in Japan; wafuu, estilo japonés; wa-ei jiten, diccionario japonés-inglés, etc.

Podríamos decir que un japonés está dispuesto a todo tipo de concesiones y sacrificios personales con tal de mantener un ambiente de armonía en el grupo, renunciando a expresar o mantener sus propias opiniones o intereses, en el ámbito familiar, laboral, de pareja, etc. También es digno de ser resaltado el concepto de quietud y armonía interna, en la que el japonés se sumerge, cerrando su mundo personal a lo que procede del exterior, ya sea como refugio donde guarecerse de la rueda de la locura cotidiana o como punto de partida de los caminos, “do”, de crecimiento interno más tradicionales.

En términos siempre muy generales, podríamos decir que un japonés atiende en todo momento de una forma prácticamente instintiva a que su comportamiento no rompa la armonía del entorno grupal donde se encuentra. Con el mismo cuidado que un practicante de la Ceremonia del Té elige la caligrafía o el arreglo floral más adecuado para el tokonoma, una japonés elige la expresión más correcta al dirigirse a otras personas, siempre que estén en un punto más elevado del escalafón social. Día a día se salpica la conversación con shitsurei shimashita, disculpas por existentes o inexistentes deslices en el comportamiento y la etiqueta que han de observarse en todo momento, cualquier faux pas que haya podido perturbar la armonía del interlocutor o de su grupo (hogar, familia, etc.).

Cualquier intento de imponer la propia opinión choca con el mantenimiento de la armonía de forma que la crítica o la decisión se ven dificultadas en muchas ocasiones. Salvo que exista verdadera confianza para expresar las opiniones, si uno trata con japoneses parece que estos te siguen la corriente y "fingen" estar siempre de acuerdo con tus propuestas, aunque éstas sean dispares si no claramente contradictorias.

También hay que entender la postura japonesa desde esta perspectiva cuando usan hasta el cansancio una retahila de alabanzas hacia todo. Por ejemplo, apenas hablas japonés pero alaban desde la primera palabra pronunciada tu maestría con el idioma, mientras que ellos, aun expresándose en un correctísimo castellano, siempre declinaran cualquier elogio y dirán que son muy torpes y no son en absoluto acreedores de él. Inútil preguntar, con el estilo tan directo que nos caracteriza y suele escandalizar a los japoneses, qué opinan sobre nuestros progresos con el idioma. O casi sobre cualquier otra cosa. Una respuesta tan directa como la pregunta está fuera de todo cálculo: podría hacernos sentir mal o contrastar con la opinión que previamente hemos expresado. Así prefieren formas evasivas que eludan una confrontación, pero que no impliquen una pérdida de estatus por ninguna de las dos partes, aunque puestos a sacrificar, preferirían salir "perdiendo" ante un observador neutral, que imponer un criterio que "ofenda" nuestra sensibilidad. Incluso lo que parece ser una afirmación, hai, solamente implica que se presta atención, sin significar en absoluto que se está de acuerdo, pero tampoco en contra. (Cuántas veces esa actitud se parece a nuestro concepto de mentira piadosa...).

Algunos avispados dicen que la única manera de hacer que un japonés pase por alto algunos de los formulismos sociales y actue tal cual piensa y siente, es que alcance un punto de borrachera tal que le permita hablar libremente. Entonces se rompen las trabas y nos podemos llevar muchas sorpresas pero, aun en ese punto, todavía hay una línea clara que nunca se sobrepasa y que todo japonés reconoce. Por supuesto, al día siguiente de la "juerga" se debe actuar como si nada hubiese ocurrido y ninguna frase fuera de tono se hubiese pronunciado.

Establecer el ambiente adecuado de armonía implica atender a pequeños detalles en la modulación de las palabras y su alcance, nada peor para perder crédito que perder los estribos y gritar, comportamiento considerado de persona inmadura, mientras que en cierto modo puede ser una estrategia asertiva en occidente. En los negocios supone largas declaraciones de principios, aunque no haya una transparencia informativa total, pero si la intención de demostrar que se quiere crear entendimiento y hay buena voluntad por las partes.

Es una explicación muy repetida para justificar la compleja y elaborada etiqueta japonesa que, en un país altamente poblado, con pocos momentos de soledad e intimidad, es necesaria una convención social que, por una parte sirva de lubricante para evitar las fricciones personales y por otra permita distanciarse, eso si, cortesmente, y crear una burbuja propia de privacidad. Siendo juiciosa esta afirmación, la etiqueta sirve al objetivo de preservar la quietud y la paz en la comunidad y desde luego el japonés se sirve ampliamente de ella.

Algún autor con mucha ironía apunta que las palabras fundamentales para sobrevivir en Japón son gomen nasai, sumimasen, shitsurei shimasu y otros mea culpa del mismo estilo. Sea cual sea la falta cometida, cualquier japonés se hablanda ante ese rosario de disculpas para evitar una posible disputa.

Todo lo expresado anteriormente explicaría lo que en algunos casos se califica a la ligera como hipocresía o falsedad japonesas. Como en cualquier país hay japoneses que no son sinceros, pero no creo que en mayor proporción que los españoles. Expresar las opiniones a bocajarro no siempre implica que una persona sea de fiar. Simplemente debe considerarse a la hora de establecer relaciones si uno desea que puedan marchar sin contratiempos desde el principio. Y como consecuencia de reflexionar sobre este aspecto, sería conveniente desempolvar nuestros propios patrones de armonía que hemos olvidado demasiadas veces y que tan bien vendría recordar para tener una convivencia mejor.

miércoles, 22 de febrero de 2012

002 EL JARDIN JAPONÉS (Concepto)



“La trama intelectual en la cual queda envuelto el jardín, crea un efecto especializado, que es comprendido por solo aquellos que poseen la capacidad para captarlo; pero esto, no tiene que impedir crear un lugar agradable, sobre todo en los casos de jardines construidos como disciplina espiritual; también esto es válido para el mundo del bonsái; debemos salir de las reglas ya creadas, instituidas, para crear obras maestras de vanguardia, que seguramente serán también admiradas en épocas futuras” .
MASAHIKO KIMURA.

Concepto de jardines japoneses
El jardín japonés es un jardín espiritual, sumamente refinado en su estética, en sus formas y en su fondo, las diferentes tendencias o estilos de jardines, han contado siempre en su concepción con el respeto a los estilos anteriores, incluso se han incorporado a los nuevos estilos o tendencias en la jardinería japonesa durante la larga historia de esta.

Estos estilos o tendencias de los diferentes jardines japoneses, son fruto siempre y en todos los casos del budismo chino, que llegó en las distintas épocas hasta Japón; no obstante, la cultura japonesa con tendencias más refinadas, fue superando a los jardines chinos, menos refinados.

El jardín japonés observa los siguientes ideales en todos sus estilos:

1º la asimetría en todos los elementos del jardín. Siempre el jardín en Oriente es asimétrico, este concepto es sustituido por el equilibrio general de la composición en el conjunto del diseño, en todos los elementos que lo componen.

2º la simplicidad en las formas, con elegancia y gran profundidad espiritual.

3º la belleza del vacío, de las zonas vacías. En el diseño se contempla como necesario y complementario los espacios vacíos, llamémosle agua, tierra, pradera, gravilla.............la contemplación de este punto es fundamental para la armonía del diseño en su conjunto.

4º la austeridad majestuosa, la belleza de lo simple, de lo austero. La grandeza que transmite una verdadera obra de arte, donde con poco se puede expresar mucho.

5º la refinada profundidad. De lo sutil. Las acículas de pino en el suelo, o las hojas caídas del arce, la pequeña planta de acento, el musgo cuidado con mimo; todo ello se refiere a las pequeñas cosas que son a veces mucho más importantes que otras mayores.

6º la naturalidad, representa a la misma naturaleza salvaje, savia, equilibrada, racional; todo lo que se contempla en el jardín nos debe parecer que la misma naturaleza lo ha colocado allí, nunca sentiremos que sobra o que está de más, sino todo lo contrario.

7º la serenidad suspendida, que dá lugar a la meditación por medio de la contemplación sosegada. La contemplación del jardín nos debe “cargar las pilas”, nos debe transmitir serenidad, el jardín nos debe invitar a introducirnos en él, de forma íntima, acogedora, privada; lejos de la vista del espectador que está fuera de él, el jardín es nuestro mundo privado, infranqueable, inaccesible a los extraños.

En definitiva, la paz espiritual que nos transmite el jardín japonés en su contemplación, si se han observado todas las anteriores.

Los jardines, representan un refinamiento cultural. Un jardín bien realizado constituye una obra de arte en sí mismo, y, por su naturaleza delicada, viva, en constante desarrollo, con cambios estacionales y necesidades de continuos cuidados y atenciones, decaen y desaparecen cuando deja de existir el espíritu que las creó. El jardín japonés en todos sus estilos está tan sumamente unido a la sensibilidad estética de su autor, desprende tal refinamiento, que cualquier cambio estético o de mantenimiento del mismo repercute sensiblemente en el conjunto del jardín.

Hay algo que debemos considerar a la hora de crear un jardín japonés en cualquiera de sus estilos; y es el tener en cuenta el medio en el que se va a crear el jardín. Aunque Japón está en el mismo meridiano que España su climatología, la composición del sustrato, los vientos dominantes, la intensidad de la incidencia solar, la orientación clásica en Japón de algunos de sus jardines, y otras consideraciones; es muy diferente a la del Mediterráneo.

Debemos saber que cada estilo posee conceptos muy claros, reglas establecidas, que debemos observar; debemos ceñirnos a los diferentes estilos, pero no hay que utilizar todas las plantas que se utilizan en Japón, ya que muchas de ellas no prosperarán en nuestro medio particular.

Debemos usar las plantas más apropiadas dentro de la zona geográfica donde pretendamos crear el jardín. Lo importante es mantener el estilo, la filosofía, la pureza del jardín; las plantas que lo componen ocuparán siempre un segundo lugar.