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martes, 12 de junio de 2012

034 CEREMONIA DEL TÉ (fases)


CEREMONIA DEL TÉ.
(Fases)

La ceremonia normal del té consta de las siguientes fases:

1) una comida ligera, llamada kaiseki;
2) el naka-dachi, o pausa intermedia;
3) el goza-iri, que es la fase principal en la que se sirve un tipo de té espeso.
4) el usucha, fase final, en la que se sirve té claro.

La ceremonia completa dura unas cuatro horas, aunque muchas veces se limita a la última fase o usucha, que dura alrededor de una hora.

1) Primera fase.
El maestro de ceremonias recoge a los invitados y los conduce por el camino del jardin hasta la sala de ceremonias. A un lado del camino a la entrada hay un recipiente de piedra con agua fresca, en el que los invitados se lavan las manos y se enjuagan la boca. La entrada a la sala de ceremonias es muy baja, lo cual quiere decir que los invitados tienen que bajar la cabeza como símbolo de humildad al entrar. Los invitados entran a gatas. En la sala hay un infernillo con agua caliente, los invitados en número de cinco, se reúnen en la sala de espera.
Una vez dentro, cada invitado se arrodilla ante el tokonoma donde se encuentra o una pintura, o una caligrafia o cualquier otro elemento artistico que acompañe a esta ceremonia (se tiene en cuenta la estación del año), y tras contemplarlo hace una reverencia respetuosa. Luego hace las mismas operaciones ante el hornillo o brasero. Una vez que todos los invitados han terminado de admirar estos artículos, se sientan; el invitado principal se coloca más cerca que los demás del maestro de ceremonias. Una vez que éste y los invitados han intercambiado las cortesías de rigor, se sirve el kaiseki, que termina con unos dulces a manera de postre.

2) Nakadachi.
Cuando el maestro de ceremonias lo indica, los invitados se retiran a un banco destinado a ello, colocado en el jardín interior que rodea a la casa de té.

3) Goza-iri.
El anfitrión hace sonar un gong de metal, situado cerca de la sala de ceremonias, con lo cual indica el principio de la fase principal del rito. La costumbre establece que el gong se haga sonar cinco o siete veces. Después de repetir las abluciones purificadoras en el recipiente de agua fresca, los invitados vuelven a entrar en la sala.
Un ayudante retira las persianas de juncos que cubren las ventanas por fuera, con el fin de dar más luz al interior. La estampa o pintura ha desaparecido y, en su lugar, se ve en el tokonoma un recipiente con flores artísticamente arregladas (ikebana), o un bonsai. Los recipientes de cerámica para el agua y el té están ya colocados en sus sitios. A continuación, entra el maestro de ceremonias, que lleva en sus manos la tetera, con el agitador de bambú dentro y el cucharón de bambú encima.
Los invitados admiran el adorno floral y la tetera, igual que hicieron anteriormente con la estampa y el brasero, al principio de la primera fase. El maestro se retira a la sala de los preparativos y no tarda en volver con el recipiente para el agua sobrante, la cuchara y el soporte para la tetera o la cuchara. A continuación, limpia el recipiente del té y el cucharón con un paño especial que recibe el nombre de fukusa y enjuaga el agitador en el cuenco del té, después de verter en éste agua caliente del recipiente colocado al fuego. Luego, vierte este agua en el recipiente destinado a ello y limpia el cuenco con el chakin (paño de hilo).
El maestro de ceremonias levanta el cucharón y el recipiente del té y coloca el matcha (tres cucharadas por invitado) en el cuenco; a continuación, llena el cucharón de agua caliente, que toma del recipiente colocado al fuego, vierte un tercio del agua en el cuenco y devuelve el resto al recipiente. Luego agita la mezcla con el agitador de bambú, hasta que adquiere un aspecto y consistencia similar a una sopa de guisantes espesa. Esta mezcla recibe el nombre de koicha.
El matcha que se utiliza para esta fase de la ceremonia está hecho de las hojas jóvenes de plantas que tengan más de veinte años de edad (hasta un máximo de setenta o más años). El maestro de ceremonias coloca el cuenco en su lugar correcto cerca del brasero o el hornillo y el invitado principal se desplaza sobre sus rodillas para tomar el cuenco. Este invitado hace una inclinación a los demás y coloca el cuenco en la palma de su mano izquierda, al tiempo que lo sujeta por uno de sus lados con la derecha. Toma un sorbo, alaba su sabor y toma otros dos o más sorbos. Luego limpia la parte del borde que ha tocado con los labios, sirviéndose de una de las servilletas de papel (kaishi), y pasa el cuenco al invitado siguiente que repite las operaciones del invitado principal.
El cuenco pasa luego sucesivamente a los demás invitados hasta que todos han bebido su parte del té. Una vez que ha terminado el último invitado, éste devuelve el cuenco al invitado principal, que lo entrega al maestro de ceremonias.

4) Usucha.
Se diferencia del koicha sólo en que el matcha que se utiliza está hecho de las hojas jóvenes de plantas que tienen entre tres y quince años de edad. La mezcla verde que se consigue así tiene consistencia espumosa.
Las normas que se observan en esta parte de la ceremonia son similares a las que rigen el koicha, con las siguientes diferencias:
a) El té se prepara individualmente para cada invitado con dos (o dos y media) cucharadas de matcha. Cada invitado debe beber su cuenco entero.
b) Cada invitado debe limpiar la parte del borde del cuenco que ha tocado con los labios con los dedos de su mano derecha y luego limpiarse los dedos con el kaishi.
Una vez que el maestro de ceremonias ha sacado los utensilios de la sala, hace una reverencia en silencio ante los invitados con lo que indica que el rito ha terminado.
Los invitados entonces abandonan la sukiya, seguidos por la mirada del maestro de ceremonias.

lunes, 19 de marzo de 2012

010 JARDIN JAPONES (Historia)


HISTORIA DEL JARDIN

EPOCA HEIAN

Heian significa “paz y tranquilidad”, y es el ultimo periodo de la época clásica japonesa, (794-1185) donde las influencias chinas (confucianismo) alcanzaron su máxima importancia, siendo la capital Kyoto. Este periodo también es notable por el auge de la clase de los samuráis, que en su momento toman el poder e inician el periodo feudal de Japón.

En su primera mitad eran copias de los modelos chinos, siendo en la segunda mitad cuando empiezan a tener ya modelo propio.

El jardín pertenece esencialmente a los palacios y apenas se conserva nada de esta época, siendo sus características de grandes lagos, con abundantes cursos de agua, gran vegetación muy cuidada y composiciones con rocas.

Las formas son redondeadas en contraste con las líneas y ángulos rectos de la vivienda.

Durante el periodo Heian, la belleza era lo que le hacía a uno "buena" persona, no la gentileza ni la honradez. La belleza en los hombres consistía en una barba corta y puntiaguda. En las mujeres, era mucho más complicado. Las mujeres tenían que ponerse unos polvos blancos sobre sus caras y una pizca de rojo en las mejillas. También se pintaban una pequeña boca roja y cejas altas en el centro de la frente. El pelo largo, negro y brillante era considerado bello. Ambos sexos ennegrecían cuidadosamente sus dientes con una mezcla de hierbas y vinagre.

miércoles, 22 de febrero de 2012

002 EL JARDIN JAPONÉS (Concepto)



“La trama intelectual en la cual queda envuelto el jardín, crea un efecto especializado, que es comprendido por solo aquellos que poseen la capacidad para captarlo; pero esto, no tiene que impedir crear un lugar agradable, sobre todo en los casos de jardines construidos como disciplina espiritual; también esto es válido para el mundo del bonsái; debemos salir de las reglas ya creadas, instituidas, para crear obras maestras de vanguardia, que seguramente serán también admiradas en épocas futuras” .
MASAHIKO KIMURA.

Concepto de jardines japoneses
El jardín japonés es un jardín espiritual, sumamente refinado en su estética, en sus formas y en su fondo, las diferentes tendencias o estilos de jardines, han contado siempre en su concepción con el respeto a los estilos anteriores, incluso se han incorporado a los nuevos estilos o tendencias en la jardinería japonesa durante la larga historia de esta.

Estos estilos o tendencias de los diferentes jardines japoneses, son fruto siempre y en todos los casos del budismo chino, que llegó en las distintas épocas hasta Japón; no obstante, la cultura japonesa con tendencias más refinadas, fue superando a los jardines chinos, menos refinados.

El jardín japonés observa los siguientes ideales en todos sus estilos:

1º la asimetría en todos los elementos del jardín. Siempre el jardín en Oriente es asimétrico, este concepto es sustituido por el equilibrio general de la composición en el conjunto del diseño, en todos los elementos que lo componen.

2º la simplicidad en las formas, con elegancia y gran profundidad espiritual.

3º la belleza del vacío, de las zonas vacías. En el diseño se contempla como necesario y complementario los espacios vacíos, llamémosle agua, tierra, pradera, gravilla.............la contemplación de este punto es fundamental para la armonía del diseño en su conjunto.

4º la austeridad majestuosa, la belleza de lo simple, de lo austero. La grandeza que transmite una verdadera obra de arte, donde con poco se puede expresar mucho.

5º la refinada profundidad. De lo sutil. Las acículas de pino en el suelo, o las hojas caídas del arce, la pequeña planta de acento, el musgo cuidado con mimo; todo ello se refiere a las pequeñas cosas que son a veces mucho más importantes que otras mayores.

6º la naturalidad, representa a la misma naturaleza salvaje, savia, equilibrada, racional; todo lo que se contempla en el jardín nos debe parecer que la misma naturaleza lo ha colocado allí, nunca sentiremos que sobra o que está de más, sino todo lo contrario.

7º la serenidad suspendida, que dá lugar a la meditación por medio de la contemplación sosegada. La contemplación del jardín nos debe “cargar las pilas”, nos debe transmitir serenidad, el jardín nos debe invitar a introducirnos en él, de forma íntima, acogedora, privada; lejos de la vista del espectador que está fuera de él, el jardín es nuestro mundo privado, infranqueable, inaccesible a los extraños.

En definitiva, la paz espiritual que nos transmite el jardín japonés en su contemplación, si se han observado todas las anteriores.

Los jardines, representan un refinamiento cultural. Un jardín bien realizado constituye una obra de arte en sí mismo, y, por su naturaleza delicada, viva, en constante desarrollo, con cambios estacionales y necesidades de continuos cuidados y atenciones, decaen y desaparecen cuando deja de existir el espíritu que las creó. El jardín japonés en todos sus estilos está tan sumamente unido a la sensibilidad estética de su autor, desprende tal refinamiento, que cualquier cambio estético o de mantenimiento del mismo repercute sensiblemente en el conjunto del jardín.

Hay algo que debemos considerar a la hora de crear un jardín japonés en cualquiera de sus estilos; y es el tener en cuenta el medio en el que se va a crear el jardín. Aunque Japón está en el mismo meridiano que España su climatología, la composición del sustrato, los vientos dominantes, la intensidad de la incidencia solar, la orientación clásica en Japón de algunos de sus jardines, y otras consideraciones; es muy diferente a la del Mediterráneo.

Debemos saber que cada estilo posee conceptos muy claros, reglas establecidas, que debemos observar; debemos ceñirnos a los diferentes estilos, pero no hay que utilizar todas las plantas que se utilizan en Japón, ya que muchas de ellas no prosperarán en nuestro medio particular.

Debemos usar las plantas más apropiadas dentro de la zona geográfica donde pretendamos crear el jardín. Lo importante es mantener el estilo, la filosofía, la pureza del jardín; las plantas que lo componen ocuparán siempre un segundo lugar.