SHUNBUN NO HI
Hoy, 20 de marzo se celebra según el calendario
japonés, el equinoccio de primavera (cuando el día y la noche tienen la misma
duración), conocido como “Shunbun no Hi”
春分の日. El origen
de esta celebración se remonta al siglo VIII, cuando se denominaba Shunki Korei‐Sai, evento shintoísta en el que la familia imperial
honraba y adoraba a sus antepasados.
Fue en el período Meiji cuando tomó la dimensión
de fiesta nacional y en 1948 cuando adoptó su nombre actual, con un carácter
más civil, dentro del proceso de separación entre la religión y el estado,
llevado a cabo en Japón tras el desastre de la II Guerra Mundial.
Es, guardando las distancias, un día parecido a
la Fiesta de Todos los Santos en España. Como en tantas otras creencias
religiosas japonesas, el sincretismo entre shinto y budismo dio lugar a que en
los dos equinoccios del año (Shunbun
no Hi – de primavera, y Shibun no Hi – de otoño)
tenga lugar el festival budista denominado Higan. Higan significa
“la otra orilla”, haciendo referencia a la idea budista de que hay un río que separa
esta vida (Shigan)
del mundo de la salvación (Higan). Es un río lleno de ilusiones, pasiones y penalidades. Solo el que
cruza el río puede alcanzar la iluminación y el nirvana.
Cuando la noche iguala al día (en los
equinoccios) es cuando Buda aparece en la tierra para salvar las almas,
ayudándolas a cruzar el río. Por eso la visita a los familiares difuntos en
esta fecha es un acontecimiento feliz, aprovechando para arreglar las tumbas,
llevando incienso y flores e incluso alimentos a sus antepasados. (El ritual de ofrecer comida y sake a los
antepasados también se incluyó en el Higan, preparando un plato especial, el
Ohagi o botamochi (牡丹餅) (una bola de arroz
cocido cubierta con pasta dulce de judías). Se dice que son redondas porque los
espíritus las prefieren así, ya que son una comida práctica para el viaje a la
otra orilla)
La íntima actitud del pueblo japonés hacia la
naturaleza hace que la semana en que se celebra el Higan de primavera (Haru no Higan) sea
también una fiesta de respeto a la naturaleza y de aprecio hacia todos los
seres vivos, en el que también se lanzaban plegarias para obtener buenas
cosechas. En Japón se dice que el frío del invierno desaparece tras el Shunbun no Hi, dando
comienzo a la eclosión de la primavera, con el estallido de los cerezos en
flor, que tiene su máxima expresión en la celebración del Hanami.
Como practicantes bonsái, y alumnos de una
escuela, estudiamos un calendario anual en el que se fijan momentos óptimos
para cualquier trabajo con nuestros árboles (cuando es mejor abonar, podar,
etc.), pero no debemos olvidar nunca (como hacen los japoneses en Shunbun) nuestro respeto y
afecto hacia el bonsái. La práctica continuada de arreglarlos, cuidarlos y
alimentarlos en el comienzo de la primavera debe ser también el Buda que nos
ayude a cruzar el río que nos separa tantas veces de nosotros mismos.
J.VALLEJO
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