martes, 24 de abril de 2012

021 WABI SABI


WABI-SABI

Si se le pregunta a algún japonés qué es Wabi-Sabi, seguramente dudará, se disculpará y no dará explicación alguna. Lo siente pero no lo puede poner en palabras, sin embargo es uno de los principales conceptos que hacen del arte japonés lo que es.

Wabi alude a la vida solitaria en naturaleza, lejos de la sociedad y sugiere un estado de ánimo sin alegría, ni espíritu o coraje. Sabi tiene diferentes acepciones: ladeado, inclinado, frío, marchito, seco. En el siglo XIV la combinación de ambas palabras adquirió un significado positivo; se asocia a la soledad del ermitaño y del asceta que viven en la naturaleza y que de esta forma enriquecen su vida espiritual.

Wabi es una forma de vida; un camino espiritual a lo interior y subjetivo. Es una construcción filosófica que refiere a sucesos en el espacio.

Sabi alude a los objetos materiales, arte y literatura; a lo externo y objetivo. Es un ideal estético que refiere a sucesos en el tiempo. Hoy si un japonés dice Wabi, lo asocia a Sabi y viceversa.

Wabi-Sabi puede ser considerado como un sistema estético, como una visión del mundo que se acerca a la naturaleza última de la existencia, al conocimiento sagrado, al bienestar emocional. El universo del wabi sabi comprende:

-Una metafísica: las cosas van o vienen de la nada.

-Valores espirituales: Todas las cosas son imperfectas, todas las cosas son impermanentes. Todas las cosas son incompletas. La verdad proviene de la observación de la naturaleza. De la fealdad se puede obtener belleza. La belleza es algo que ocurre entre uno y otra cosa en una situación, circunstancia o contexto. Lo “grandioso” puede estar en los detalles que se pasan por alto; no siempre está en lo monumental o espectacular.

-Un estado de la mente: aceptar lo inevitable (toda forma de existencia tiene el mismo destino). Apreciar el orden cósmico: detrás de todo existe una fuerza benevolente y protectora.

-Preceptos morales: deshacerse de lo innecesario (cuando menos llevamos más livianos viajamos; hay placer cuando nos liberamos de las cosas que nos pesan). Enfocar hacia lo intrínseco, ignorar las jerarquías de los materiales. El barro, el bambú y el papel de arroz poseen más valores intrínsecos de Wabi-sabi que un diamante, que el oro o la plata.

Hay Wabi-Sabi: En el color del té recién servido. En la rajadura de una maceta. En un papel arremolinado por el viento. En la planta que crece de la grieta de un muro abandonado. En las rajaduras del barro. En el óxido de la reja. En la pintura que se descascara. En la raíz de un árbol que levanta la baldosa de una vereda

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