WABI-SABI
Si se le pregunta a algún
japonés qué es Wabi-Sabi, seguramente dudará, se disculpará y no dará
explicación alguna. Lo siente pero no lo puede poner en palabras, sin embargo
es uno de los principales conceptos que hacen del arte japonés lo que es.
Wabi alude a la vida solitaria en
naturaleza, lejos de la sociedad y sugiere un estado de ánimo sin alegría, ni
espíritu o coraje. Sabi tiene diferentes acepciones: ladeado, inclinado,
frío, marchito, seco. En el siglo XIV la combinación de ambas palabras adquirió
un significado positivo; se asocia a la soledad del ermitaño y del asceta que
viven en la naturaleza y que de esta forma enriquecen su vida espiritual.
Wabi es una forma de vida; un camino
espiritual a lo interior y subjetivo. Es una construcción filosófica que
refiere a sucesos en el espacio.
Sabi alude a los objetos materiales,
arte y literatura; a lo externo y objetivo. Es un ideal estético que refiere a
sucesos en el tiempo. Hoy si un japonés dice Wabi, lo asocia a Sabi y
viceversa.
Wabi-Sabi puede ser considerado como un
sistema estético, como una visión del mundo que se acerca a la naturaleza
última de la existencia, al conocimiento sagrado, al bienestar emocional. El
universo del wabi sabi comprende:
-Una metafísica: las cosas van o vienen de la
nada.
-Valores espirituales: Todas las cosas son imperfectas,
todas las cosas son impermanentes. Todas las cosas son incompletas. La verdad
proviene de la observación de la naturaleza. De la fealdad se puede obtener
belleza. La belleza es algo que ocurre entre uno y otra cosa en una situación,
circunstancia o contexto. Lo “grandioso” puede estar en los detalles que se
pasan por alto; no siempre está en lo monumental o espectacular.
-Un estado de la mente: aceptar lo inevitable (toda
forma de existencia tiene el mismo destino). Apreciar el orden cósmico: detrás
de todo existe una fuerza benevolente y protectora.
-Preceptos morales: deshacerse de lo innecesario
(cuando menos llevamos más livianos viajamos; hay placer cuando nos liberamos
de las cosas que nos pesan). Enfocar hacia lo intrínseco, ignorar las
jerarquías de los materiales. El barro, el bambú y el papel de arroz poseen más
valores intrínsecos de Wabi-sabi que un diamante, que el oro o la plata.
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