viernes, 3 de agosto de 2012

049 ZEN (en el Arte)


ZEN (En el Arte).

El espíritu del Zen consiste en ir más allá de la conceptualización, y esto  implica unirse al espíritu de la manera más íntima. Esto supone, a su vez,  la infravaloración, en una cierta medida, de todo tipo de técnica. La idea  podría expresarse mejor diciendo que el Zen contiene en sí mismo algo  que evita toda destreza técnica sistematizada, pero debe ser de algún  modo dominado a fin de llegar al más estrecho contacto posible con la Vida que todo lo genera, lo penetra y fortalece. La principal preocupación  del artista japonés es entrar en íntima relación con esta Vida, con este Espíritu.

Aun cuando haya adquirido el perfecto dominio de la  técnica necesaria para su profesión, el artista no se detendrá en este  punto, pues todavía se encuentra con una carencia; se halla aún bajo la  esclavitud de las restricciones técnicas y del peso de la tradición; su  genio creador se siente de alguna manera encarcelado, no alcanza la  plenitud de su expresión. Ha empleado muchos años en cualificarse para su profesión como digno continuador de una tradición de brillantes  maestros, pero sus obras están lejos de sus ideales, no fluyen  dinámicamente con la Vida, es decir, no está satisfecho consigo mismo; ni es un creador, sino un imitador. Cuando el artista japonés llega a esta  situación, acude, con frecuencia, a la puerta de un maestro y le ruega le  conduzca al santuario interior del Zen. Cuando el Zen es comprendido, su espíritu se manifiesta bajo formas diversas: el pintor lo expresa en sus  pinturas, el escultor en sus esculturas, el actor Noh en su danza, el  maestro de té en la ceremonia del té, el jardinero en sus jardines, etc.”

Daisetz T. Suzuki.

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