ARQUITECTURA JAPONESA
(santuarios y templos).
La
arquitectura tradicional japonesa puede dividirse en tres categorías:
santuarios, templos, y casas (aunque puede incluirse también castillos, teatros
y escuelas). En cuanto a los santuarios, ha habido sitios sagrados desde
tiempos inmemoriales. En Japón, así como en otras civilizaciones, el acto de
adoración ha sido parte de la vida desde tiempos antiguos, y las primeras
formas de arquitectura de santuario aparecieron al final del siglo VIII y
principios del IX. Luego, cuando las influencias del budismo y el confucianismo
empezaron a sentirse en Japón, los estilos arquitectónicos empezaron a cambiar.
La segunda
categoría son los templos. Junto con la introducción del budismo en Japón a
mitad del siglo VI, las técnicas de arquitectura de los templos fueron
importadas de Asia. Comenzando con Asukadera en Nara, los templos fueron
construidos en diferentes partes del país. En los años siguientes, las
doctrinas y las creencias de las distintas sectas budistas influyeron en la
construcción de sus templos, dando lugar a una más amplia variedad de estilos y
formas estructurales.
SANTUARIOS
A diferencia
de las religiones monoteístas, como el Cristianismo o el Islamismo, en Japón
existe la creencia del “yaoyorozu-no-kami” (la existencia de ocho
millones de dioses, que habitan en la naturaleza). Por tanto, en tiempos
antiguos, se creía que las montañas, los grandes árboles y rocas eran dioses, y
la gente les rezaba y dedicaba ritos allí donde se encontraban. Ese fue el
origen de los santuarios.
Los primeros
santuarios fueron diseñados en un estilo único que no incluía un edificio
principal (honden), aunque tenía un sitio para la adoración del elemento
natural en cuestión (haiden). El santuario de Omiwa en Nara es un
ejemplo de este tipo, y todo el monte Miwa ubicado también en Nara es venerado
como una deidad. En los siguientes siglos, se desarrolla una forma original de
santuarios japoneses, en el cual se encontraba regularmente una edificación
principal. Ejemplos representativos son el Gran Santuario de Sumiyoshi
(prototipo del estilo sumiyoshi), son el Gran Santuario de Izumo (estilo
taisha) y el Santuario de Ise (estilo shinmei).
En el siglo VI
el budismo llegó a Japón y se convirtió en una significativa religión nacional.
Incluso ya desde tiempos antiguos, Japón manifestó una admiración por las cosas
nuevas y la adopción de ideas foráneas, las gráciles y onduladas curvas de los
techos de los templos budistas fueron introducidas como parte de los
santuarios.
Es más, la
doctrina del “honji suijaku”, que sugiere que los dioses japoneses son
manifestaciones temporales de los budas en este mundo, igualó los dioses Shinto
con las deidades budistas y ayudó a contener la oposición hacia la repentina
popularidad del budismo. Por tanto, los santuarios sintoístas empezaron a tomar
las características del budismo. Los santuarios incluyeron elementos como
corredores conectando edificios, puertas de dos niveles y pagodas, así como
adquirieron mayor tamaño. Manteniendo sin embargo elementos unicos el
shintoismo, como por ejemplo, los torii, o puertas que marcan la entrada
a un lugar sagrado, o los caminos sando, que llevan en línea directa a
los santuarios, los pares de komainu, los perros-leones que se apuestan
como guardianes al ingreso del santuario, los grandes troncos llamados que se
proyectan en forma de V, y los chigi, protuberancias en forma de cuerno
ubicadas en el borde de los techos.
TEMPLOS
La historia de
la arquitectura de templos japoneses comenzó con la expansión del budismo a
inicios del siglo VII. Esta no tenía que ver sólo con aspectos de fe, sino
también con influencias políticas, ya que el budismo favorecía una importante
estructura jerárquica y centralizada, favorable a los intereses de los
emperadores.
Hasta el
inicio del periodo Edo (1603-1867), los clavos fueron raramente usados en
templos japoneses. Mientras se adoptaban patrones arquitectónicos asiáticos,
los japoneses incluyeron elementos autóctonos de su país, especialmente
afectado por terremotos. Uno de ellos fue el kumimono, un soporte de
vigas y pilares usado para soportar los aleros de los techos de las pagodas.
Gracias a una compleja organización de gran bloque de soporte (daito 大斗) con un brazo
de soporte (hijiki 肘木)
insertado en él, el kumimono era capaz de soportar grandes techos, y ha
soportado muy bien los embates del tiempo.
También, los
estilos Gran Buda (daibutsuyo) y Zen (zenshuyo) desarrollaron
grandes techos de gráciles curvas que eran soportados por grandes vigas y
pilares. Tampoco debe pasarse por alto la belleza de los tallados de todos
estos elementos estructurales.
Es más, la
combinación de varios elementos arquitectónicos en un solo sitio es otra
característica importante de los templos budistas, que también incluye pagodas,
campanarios y grandes puertas de dos niveles.
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