REIGI SAHO
(la etiqueta, el ceremonial)
En Japón la etiqueta y el ceremonial se dan tanto
en actos sociales como en las disciplinas marciales, artísticas o espirituales.
Son comportamientos y rituales compuestos de gestos repetitivos más o menos
ritualizados que regulan de forma sutil las interacciones que se dan en el dojo
o en el lugar donde se desarrollan.
La etiqueta y el ceremonial japonés contienen una
gran cantidad de simbolismos que en principio se nos escapan a los
occidentales, pues provienen de una forma de vida y una visión de la existencia
diferentes, de una cultura más simbólica y menos conceptual que la nuestra.
El exotismo de estas actitudes unido a nuestro
miedo escénico hace que en muchas disciplinas japonesas practicadas en
Occidente, se hayan obviado o se practiquen como un mero trámite exento de
sinceridad. Esto nos hace perder no solo la utilidad de las mismas sino también
una parte importante del espíritu de la disciplina en cuestión, desde el
trabajo con un pequeño árbol hasta la preparación del té, desde la caligrafía
hasta el manejo de la espada.
Algunos ven en el ceremonial y la etiqueta una
forma de servilismo oriental, cuando en realidad es una expresión natural de
respeto y educación hacia los demás. Cada vez que nos inclinamos de forma
sincera en un saludo empujamos nuestro “ego” un poco más hacia abajo, tratando
de despojarnos de él y siendo humildes. Es una actitud que debe extenderse a la
totalidad de nuestros actos.
La etiqueta controla las malas actitudes que degeneran en una
falta de respeto y consideración hacia nosotros mismos, hacia los compañeros y
hacia el Sensei, el profesor que nos puede guiar, ya que Sensei significa
literalmente “quien ha nacido antes”,
refiriéndose tanto a sus conocimientos como a su nacimiento espiritual en la
vía en que nos enseña.
Un inadecuado
ambiente promueve la dejadez, la informalidad y la adulteración de los valores
de la disciplina en práctica. Por ello el Sensei y los Senpai (alumnos veteranos) deben velar
por la actitud de ellos mismos y de los Kohai (principiantes), en el
cumplimiento de la etiqueta y de la realización correcta de los rituales
necesarios lo que conlleva también un mayor compromiso con la práctica.
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